Paté de Jamón Ibérico

El jamón ibérico es un ingrediente excelente para elaborar recetas originales y sabrosas como la que os explicamos hoy desde TuJamónDirecto, el paté de jamón ibérico.

Cómo hacer paté de jamón ibérico

El jamón ibérico es un ingrediente excelente para elaborar recetas originales y sabrosas como la que os explicamos hoy desde TuJamónDirecto, el paté de jamón ibérico.
Esta es una receta ideal para degustarla a la hora del aperitivo o incluso para ofrecer una perfecta merienda infantil.

El paté gusta a casi todo el mundo gracias a su sabor, textura y versatilidad, pues puede usarse para untar en pan o para cocinar otros platos.

La receta de paté es muy sencilla y se puede realizar con multitud de ingredientes, pero si utilizamos el jamón ibérico como producto principal conseguiremos darle a nuestro paté un sabor perfecto además de aportar múltiples beneficios para la salud.

Ingredientes

- 100 gramos de jamón ibérico en lonchas
- 40 gramos de mantequilla
- 60 gramos de queso crema para untar
- 75 mililitros de nata líquida para cocinar
- 1 pizca de pimienta molida
- 1 trocito pequeño de cebolleta
- Nueces (opcional)

Preparación

Lo primero que tenéis que hacer para elaborar un rico paté de jamón ibérico es picar las lonchas de jamón en trocitos muy finos para así poder triturarlos bien.
Echaréis los trocitos en el vaso de la batidora en el que añadiréis el queso crema (también podéis usar quesitos) y la mantequilla.
También habrá que incorporar la nata líquida poco a poco, el trocito de cebolleta y la pizca de pimienta.

Una vez esté todo en el recipiente, lo trituraréis con la batidora a una velocidad constante y haciendo movimientos circulares para que todos los ingredientes liguen bien y consigáis una mezcla uniforme.
Se trata de lograr una pasta untable sin grumos, así que si queda un poco espesa podéis añadir algo más de nata líquida pero con cuidado de que el paté no quede muy acuoso.

Una vez hayáis logrado la densidad perfecta, tendréis que echar el paté en un recipiente y meterlo en la nevera para que se enfríe y quede algo endurecido.

Lo recomendable es dejarlo al menos una noche entera para poder degustarlo al día siguiente en tostadas o como más os guste.